DESARROLLO PROFESIONAL
"El desarrollo profesional consiste en la totalidad de las experiencias naturales de aprendizaje y de aquellas actividades conscientes y planificadas dirigidas intencionalmente al beneficio de individuos, grupos o escuelas, que contribuyen a la calidad de la educación en el aula. Es el proceso mediante el cual, solo y con otros, los educadores revisan, renuevan y amplían su compromiso en cuanto agentes de cambio, con los propósitos morales de la enseñanza, y mediante el cual adquieren y desarrollan críticamente el conocimiento, las habilidades y la inteligencia emocional que son parte esencial de un estilo profesional de pensar, planificar y actuar con niños, colegas y padres en cada una de las etapas de su vida docente"
Christopher Day (citado por Bolam, 2004, p. 34)
Christopher Day (citado por Bolam, 2004, p. 34)
A continuación, para revelar el desarrollo profesional que se ha llevado a cabo durante la práctica profesional Nº 4, se presentarán diferentes evidencias que permitirán dar a conocer el proceso de crecimiento y desarrollo de esta dimensión de la rueda pedagógica:
- Fichas de lectura:
Las fichas de lectura realizadas durante la carrera profesional, me permitieron guiar mi quehacer educativo a partir de principios teóricos actualizados que le dieron sentido a las experiencias de aprendizaje y a la práctica pedagógica realizada diariamente en el salón.
De acuerdo a esto, Schön (1998, citando en Galván, 2003) plantea la relevancia que tiene el conocimiento teórico en el quehacer educativo, ya que a través de la teoría se pueden identificar problemas, interpretar situaciones, hacer juicios de valor, elegir entre alternativas y actuar en consecuencia; con el objetivo de realizar una reflexión de nuestra práctica pedagógica y llevar a cabo cambios significativos en ella. Asimismo, los Estándares Orientadores de la Educación de Párvulos (2012) también plantea la necesidad, que debe tener la educadora, de investigar los avances y descubrimientos en los ámbitos de aprendizaje que enseña y de las prácticas pedagógicas efectivas, a través de la selección y utilización de investigaciones válidas que retroalimenten nuestros conocimientos sobre los ámbitos de aprendizaje y la práctica docente.
Específicamente, estas lecturas me permitieron realizar una mirada reflexiva y autocrítica a mi desempeño profesional dirigida al conocimiento del contenido, de las interacciones y la acción pedagógica, con el objetivo de sustentar la intervención educativa, dar significado al trabajo pedagógico y enfocar los problemas en el aula. Además, me permitió dar cuenta de la importancia que tiene la relación teoría-práctica, puesto que de esto depende la coherencia educativa, la mejora escolar y el desarrollo profesional.
De acuerdo a esto, Schön (1998, citando en Galván, 2003) plantea la relevancia que tiene el conocimiento teórico en el quehacer educativo, ya que a través de la teoría se pueden identificar problemas, interpretar situaciones, hacer juicios de valor, elegir entre alternativas y actuar en consecuencia; con el objetivo de realizar una reflexión de nuestra práctica pedagógica y llevar a cabo cambios significativos en ella. Asimismo, los Estándares Orientadores de la Educación de Párvulos (2012) también plantea la necesidad, que debe tener la educadora, de investigar los avances y descubrimientos en los ámbitos de aprendizaje que enseña y de las prácticas pedagógicas efectivas, a través de la selección y utilización de investigaciones válidas que retroalimenten nuestros conocimientos sobre los ámbitos de aprendizaje y la práctica docente.
Específicamente, estas lecturas me permitieron realizar una mirada reflexiva y autocrítica a mi desempeño profesional dirigida al conocimiento del contenido, de las interacciones y la acción pedagógica, con el objetivo de sustentar la intervención educativa, dar significado al trabajo pedagógico y enfocar los problemas en el aula. Además, me permitió dar cuenta de la importancia que tiene la relación teoría-práctica, puesto que de esto depende la coherencia educativa, la mejora escolar y el desarrollo profesional.
- Pauta de Evaluación “Espíritu Profesional”:
Esta pauta evaluativa nos permite observar el quehacer educativo a partir de un profesionalismo colectivo, permitiendo enriquecer nuestra acción pedagógica. Asimismo, nos permite visualizar la direccionalidad de nuestra proyecciones pudiendo fortalecer nuestras debilidades y potenciar nuestras fortalezas, con el objetivo de lograr mejoras que se encuentran directamente relacionadas con el aprendizaje de los/as niños/as.
De acuerdo a las debilidades identificadas que se deben mejorar, estas se dirigen a la responsabilidad y compromiso frente a la labor educativa, específicamente en la evaluación de los aprendizajes, la cual podría haber sido más constante. Esta debilidad es un factor reiterativo en la Educación Parvularia, pues existe una deficiente preparación profesional en la creación e implementación de ella y, además, pocas instancias dentro de la jornada para llevarlas a cabo. Sin embargo, esta debilidad sera enriquecida a partir de instancias de investigación teórica y búsqueda de estrategias que permiten realizar el proceso evaluativo de manera más continua.
Las fortalezas identificadas en la práctica profesional responden a la labor educativa dirigida a la planificación continua, la cual permitió llevar a cabo las propuestas educativas a la base de aprendizajes esperados que respondían al foco de acción. Además se destaca el respeto por las normas establecidas en el centro de práctica demostrados a partir de la buena puntualidad y asistencia, justificando a tiempo las inasistencias y siendo responsable con la recuperación de ellas. De igual manera, se manifestó una actitud autocrítica positiva y constructiva, dando ideas en pro de mejorar puntos deficientes de mi quehacer educativo, permitiendo enriquecer mi desempeño profesional.
Tanto las debilidades como fortalezas identificas anteriormente a partir de la pauta de evaluación, nos permite tener una evidencia de nuestro crecimiento y desarrollo profesional, constatando lo aprendido a través de este proceso que considera evidencias relativas a la calidad de nuestro propio desempeño, permitiéndonos ampliar y complejizar nuestra base de conocimientos para tomar decisiones fundadas tanto en la práctica como en la teoría.
A partir de esta pauta, se refleja una orientación socio-constructivista que orienta nuestra formación profesional. De acuerdo a esto, el rol del docente se modifica desde la persona que posee y transmite el conocimiento hacia una persona que crea ambientes para el aprendizaje de manera que todas nosotras, como alumnas, podamos construir nuestros propios aprendizajes significativos (Montecino, 2003). Asimismo, nuestro rol como alumnas también se modifica pues dejamos de ser “objetos” de perfeccionamiento, pasando a ser sujetos que construyen activamente nuevas comprensiones en colaboración con nuestras supervisoras y colaboradoras, en función de nuestro desarrollo profesional.
De acuerdo a las debilidades identificadas que se deben mejorar, estas se dirigen a la responsabilidad y compromiso frente a la labor educativa, específicamente en la evaluación de los aprendizajes, la cual podría haber sido más constante. Esta debilidad es un factor reiterativo en la Educación Parvularia, pues existe una deficiente preparación profesional en la creación e implementación de ella y, además, pocas instancias dentro de la jornada para llevarlas a cabo. Sin embargo, esta debilidad sera enriquecida a partir de instancias de investigación teórica y búsqueda de estrategias que permiten realizar el proceso evaluativo de manera más continua.
Las fortalezas identificadas en la práctica profesional responden a la labor educativa dirigida a la planificación continua, la cual permitió llevar a cabo las propuestas educativas a la base de aprendizajes esperados que respondían al foco de acción. Además se destaca el respeto por las normas establecidas en el centro de práctica demostrados a partir de la buena puntualidad y asistencia, justificando a tiempo las inasistencias y siendo responsable con la recuperación de ellas. De igual manera, se manifestó una actitud autocrítica positiva y constructiva, dando ideas en pro de mejorar puntos deficientes de mi quehacer educativo, permitiendo enriquecer mi desempeño profesional.
Tanto las debilidades como fortalezas identificas anteriormente a partir de la pauta de evaluación, nos permite tener una evidencia de nuestro crecimiento y desarrollo profesional, constatando lo aprendido a través de este proceso que considera evidencias relativas a la calidad de nuestro propio desempeño, permitiéndonos ampliar y complejizar nuestra base de conocimientos para tomar decisiones fundadas tanto en la práctica como en la teoría.
A partir de esta pauta, se refleja una orientación socio-constructivista que orienta nuestra formación profesional. De acuerdo a esto, el rol del docente se modifica desde la persona que posee y transmite el conocimiento hacia una persona que crea ambientes para el aprendizaje de manera que todas nosotras, como alumnas, podamos construir nuestros propios aprendizajes significativos (Montecino, 2003). Asimismo, nuestro rol como alumnas también se modifica pues dejamos de ser “objetos” de perfeccionamiento, pasando a ser sujetos que construyen activamente nuevas comprensiones en colaboración con nuestras supervisoras y colaboradoras, en función de nuestro desarrollo profesional.